Introducción
Dada la magnitud del reto al que nos enfrentamos y debido al importante grado de incertidumbre existente ante la posible evolución y consecuencias de los cambios que están ocurriendo en la tierra, es fundamental ser capaces de detectar y evaluar en tiempo real las complejas alteraciones, y comprender tanto su funcionamiento como la interacción de unos procesos con otros, sus posibles sinergias, atenuaciones y, en definitiva los efectos que van a tener en su conjunto.
La gestión ha de ser capaz de adelantarse a estos fenómenos, facilitando la adaptación de los organismos vivos. No se trata, pues, de conservar nuestros ecosistemas de manera estática, sino de promover una conservación dinámica de sus funciones y procesos que les ayude a adaptarse a los cambios que ya están experimentando. Esto es lo que hoy en día se entiende como gestión activa y adaptativa.
La adaptación se entiende como una serie de ajustes en las prácticas, procesos y estructuras, como respuesta o anticipándonos a cambios en las condiciones ambientales. Dentro de ese proceso de ajuste incluimos tres conceptos:
- Gestión adaptativa activa y evaluación de estrategias.
- Integración de las amenazas del cambio climático en los planes de conservación.
- Planificación en las Espacios Naturales Protegidos teniendo en cuenta factores de mitigación de desastres.
El proceso de ajuste se traduce en unos objetivos en diferentes horizontes temporales:
- Corto plazo: Disponer del nivel adecuado de información relacionada con el cambio global y sus efectos sobre procesos y ecosistemas naturales que puedan orientar la gestión.
- Medio plazo: El cambio global se ha de incorporar plenamente en los distintos planes y políticas que afecten al territorio.
- Largo plazo: Estos planes y políticas deberán tener en cuenta no sólo los espacios naturales, sino también aquellos territorios regionales en cuyo interior anidan, y que son permeables al movimiento de especies autóctonas y fundamentales en cuanto a su papel de corredores ecológicos.
Acciones para conseguir estos objetivos
Las acciones para conseguir estos objetivos pueden agruparse en cinco categorías:
- Concienciación de gestores, habitantes locales y sociedad en general que visita el Espacio Natural Protegido.
- Predicar con el ejemplo:
- Reduciendo las emisiones de efecto invernadero
- Adaptando la estrategia regional de cambio climático
- Introduciendo adaptaciones al cambio climático en los planes de manejo de los parques, etc.
- Gestión activa de ecosistemas:
- Eliminar o mitigar amenazas no-climáticas in situ
- Emplear una gestión adaptativa de enfoque flexible
- Utilizar los resultados de investigación sobre cambio climático que se vayan obteniendo
- Ajustar los límites de los espacios protegidos según varíen los requerimientos de las especies en proceso de adaptación.
- Investigación:
- Entender los impactos pasados y futuros del cambio climático
- Identificar valores con riesgo de ser impactados significativamente
- Apoyar modelos climáticos adaptados al terreno.
- Seguimiento:
- Promocionar los espacios protegidos como lugares de gestión integrada a largo plazo.
- Recopilar información, ponerla a disposición de la sociedad y divulgar las conclusiones.
Ejemplos
Gestión adaptativa de las masas de Quercus pyrenaica en Sierra Nevada a los procesos de cambio global
Los robledales de Sierra Nevada constituyen un conjunto de masas forestales distribuidas dentro del macizo montañoso en unas cotas medias (entre 1.000 y 2.000 metros de altitud). Todas ellas se encuentran en el límite más meridional del área de distribución natural de la especie y están sometidas a unas presiones cambiantes en los últimos tiempos, asociadas principalmente a un mayor déficit hídrico. Todo esto se manifiesta en un alargamiento del periodo seco, que coincide con el periodo vegetativo de la especie con unas menores reservas de agua en el suelo. Todo ello contribuye a un debilitamiento general de las masas con la consiguiente pérdida de capacidad reproductiva, sometiéndolos a una mayor predisposición a los ataques de agentes nocivos (plagas defoliadoras principalmente).
Conservación y mejora de las masas de enebral y sabinar en Sierra Nevada: Adaptación a los procesos de cambio global.
Los enebrales y sabinares de Sierra Nevada constituyen unas formaciones vegetales características del piso oromediterráneo. Forman estructuras vegetales ricas y evolucionadas conocidas como enebral-sabinar-piornal o matorral de montaña. Es el hábitat de numerosas especies de fauna vertebrada e invertebrada, estando plenamente adaptado a nieves y hielos durante buena parte del año. Ambas formaciones han sufrido una disminución en cuanto a su distribución terriorial y una mayor presencia en la comunidad de especies de poco rango o acompañantes. Ante esta situación, la respuesta del gestor es introducir elementos nuevos que permitan al conjunto de masas obtener los recursos necesarios para un futuro en aquellos lugares dónde es previsible que puedan sobrevivir dentro del escenario climático venidero, aceptando incluso el hecho de que estas masas desaparecerán de algunos lugares y darán paso a otra estructura vegetal, a otras formas y a otro paisaje.
En ambos proyectos se parte de una hipótesis genérica común: Ambas formaciones vegetales se encuentran en estos momentos en una situación de estancamiento, e incluso de degradación, motivada por unas condiciones ambientales cambiantes y en gran medida desconocidas.
En ellos se ha llevado a cabo una aplicación directa de los criterios y medidas de gestión activa y adaptativa. Incorporan una visión dinámica y de futuro, infiriendo directamente sobre procesos y sobre señales negativas que se han detectato, y sobre las que se lleva trabajando tiempo desde el ámbito de la investigación aplicada.
El modelo de gestión adaptativa que se ha seguido en ambos proyectos introduce en ambos un conjunto de elementos nuevos en su concepción. De ellos destacan el enfoque flexible y la incorporación directa de la investigación aplicada en la materia. Algunos de los elementos tenidos en cuenta en los planteamientos y redacción de los proyectos son:
- Utilización de especies facilitadoras para la siembra o plantación. Básicamente especies espinosas que protegen los plantones jóvenes de la herbivoría, además de proteger a éstos de la insolación y restar evaporación, aumentando el agua disponible en el suelo.
- Utilización de herramientas indirectas:
- Puesta en servicio de acequias tradicionales y protección de surgencias naturales de agua. En ambas formaciones (robledales y enebrales-sabinares) existe una relación directa entre su presencia y condiciones favorables de cierta de humedad edáfica.
- Localización y selección de enclaves de dónde se dan unas condiciones óptimas actuales y previsiblemente futuras (requerimientos de humedad, insolación suelo) para la existencia de esas formaciones vegetales. Sólo en estos lugares se planifican actuaciones de siembra o plantación.
- Eliminación de especies ocupantes y oportunistas que no ejercen efecto facilitador sobre las especies seleccionadas y que ocupan, por deterioro o por efecto de la acción antrópica, estos lugares óptimos seleccionados.
- Protección en primeras etapas de desarrollo frente a la herbivoría silvestre y doméstica eliminando este factor natural con objeto de garantizar un asentamiento inicial completo de los rodales de nueva implantación.
- Utilización en las plantaciones y siembras de especies acompañantes que producen una mejora sustancial del hábitat y una garantía adicional de supervivencia de las comunidades.
- Utilización de la metodología denominada núcleos de dispersión, consistente en crear enclaves que en un futuro próximo van a funcionar como elementos dispersantes de semillas.
Todos estos elementos son incorporados y tenidos en cuenta en la redacción de los proyectos de ejecución. El seguimiento de las actuaciones puede inferir cambios y modificaciones que deberán asumirse por el gestor, pues la retroalimentación continua prevista en el proceso de gestión adaptativa permite incorporar nuevos cambios y resultados de la investigación a la gestión.