A partir de 2000 m de altitud se localizan alrededor de las corrientes de agua unas formaciones vegetales que corresponden fisionómicamente a un pastizal húmedo en verano y cubierto por la nieve durante gran parte del año.

Estas formaciones de pastizales, que localmente reciben el nombre de borreguiles, considerándolas en un sentido amplio, incluyen no solo los pastizales higrófilos, sino las comunidades propias de arroyos, fuentes, turberas y aguas nacientes. En nuestro territorio usualmente quedan englobados, en la definición de borreguiles, por extensión, todos los prados de montaña con similares características fisionómicas, incluyéndose también prados más secos, que generalmente circundan a los verdaderos cervunales y otros que viven en suelos encharcados (turberas de montaña).

Son elementos del paisaje claramente diferenciados, siendo los más típicos y extensos los que se forman en los restos de los antiguos aparatos glaciales. El fondo de los valles en “U” permite la existencia de superficies poco inclinadas, donde el agua se remansa o, incluso, se llega a estancar, lo que también sucede en las proximidades de las lagunas, todas ellas de indudable origen glacial.

Aparte de las interesantes y originales comunidades vegetales que en ellos se desarrollan, los borreguiles constituyen un biotopo idóneo para las especies originarias de macroclimas fríos y húmedos, siendo frecuentes las de procedencia boreal y alpina, junto con numerosos endemismos, en su mayoría derivados de progenitores de similar procedencia.

Tienen una gran importancia tanto a nivel paisajístico, por aportar un importante colorido, como desde el punto de vista ganadero, por ser la principal fuente de pastos en verano. Aquí se desarrollan distintas comunidades vegetales, que se disponen según el grado de humedad del sustrato.

Las comunidades vegetales se disponen según el grado de humedad del sustrato, así tenemos (de zonas con menor humedad a zonas encharcadas):

  • Borreguil seco: Situado sobre suelos algo húmedos se trata de un pastizal con cobertura media donde abundan especies como Armeria splendens, Agrostis nevadensis, Potentilla nevadensis, la estrella de las nieves (Plantago nivalis), la piel de león o cojín (Arenaria tetraquetra subsp. amabilis), etc.
  • Pastizal denso: Sobre zonas con humedad constante durante todo el verano. Integrado por especies como el cervuno (Nardus stricta), Festuca trichophylla subsp. scabrescens, Leontodon microcephalus, Luzula hispanica, Ranunculus demissus y Campanula herminii.
  • Turberas incipientes: Se trata de zonas donde se dan condiciones similares a las turberas (zonas encharcadas permanentemente con condiciones de anoxia). Formada por comunidades ricas en ciperáceas como Carex intricata, C. echinata, C. lepidocarpa subsp. nevadensis, Eleocharis quinqueflora, Festuca frigida, Triglochin palustris y Juncus alpinoarticulatus.

En las zonas de fuentes y cursos de agua nacientes, destacan comunidades de musgos (Philonotis seriata, Polytrichum juniperinum, Brachythecium rivulare, Bryum schleicheri, Pellia epiphylla), que forman unas llamativas almohadillas de color verde claro, entre las que aparecen especies como Saxifraga stellaris subsp. alpigena, Veronica turbicola, Cerastium cerastoides, Ranunculus angustifolius subsp. alismoides, Sedum melanantherum y Festuca rivularis.

En zonas húmedas, con sustratos de más potencia y con cierto grado de nitrificación a causa del ganado, proliferan comunidades de megaforbias, donde se encuentran especies tan interesantes como los venenosos verdigambres o acónitos, Aconitum burnatti y A. vulparia subsp. neapolitanum.

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